El Conspirador, de Mercedes Cabello

El Conspirador, de Mercedes Cabello

El Conspirador, de Mercedes Cabello

El relanzamiento del Conspirador en el 2021 ha sido preciso y oportuno. El Conspirador es una de las mejores novelas de la escritora moqueguana Mercedes Cabello, tanto por la complejidad de los hilos temáticos que entraman la novela, la vigencia del problema que aborda y el estilo ecléctico por el que apuesta la escritora hacia la novela moderna. Esta novela, a pesar de su importancia, ha sido poco difundida e invisibilizada en el canon literario, así que el rescate y reedición por parte de Ediciones MYL es plausible para releer y revalorar la novela. A su vez, Mónica Cárdenas, responsable del estudio crítico, presenta una investigación minuciosa que prácticamente constituye un curso magistral de literatura peruana. Conozco a la investigadora, sé de su trayectoria y me es grato apreciar la cosecha de su disciplina y dedicación. A continuación, comento algunos elementos de la novela y del estudio crítico que hacen de esta reedición una lectura recomendable.

Esta sexta novela de Mercedes Cabello, publicada originalmente en 1892, plantea un diálogo frontal con la problemática de la corrupción en la política nacional. Desde los albores de nuestra república, la narrativa de valores patrios ha sido, en más de una ocasión, fachada para los intereses personales dictaminando el destino de la empresa nacional. A fines del siglo XIX, Cabello, además de cuestionar la futilidad de los líderes políticos, con extrema audacia ingresó otras inquisiciones de aparente orden secundario, pero que no dejan de interpelarnos hasta hoy, entre ellas, destacan los roles de género, la educación insustancial, el ejercicio político de la mujer, la migración interna, el gobierno de las apariencias y la manipulación de la prensa. El Conspirador de Cabello es un texto que mantiene insoslayable vigencia. 

Desde el título se conduce nuestra atención hacia la vida de un político corrupto. Entiéndase por corrupción el mal uso del poder para obtener ventaja económica o política en beneficio personal distorsionando cualquier moral o sistema de por medio a expensas del progreso general. Como refiere Cárdenas, la escritora ya desde Blanca Sol (1888) realizó la apuesta escritural de emplear sujetos antiheroicos como protagonistas para ahondar en la problemática que encarnan. Jorge Bello, protagonista de El Conspirador y narrador en primera persona, es un antihéroe atormentado por sus recuerdos y que, a través de la elaboración de su autobiografía, intenta encontrar redención. Valga mencionar que, de acuerdo a Henzel Riveros, con la explosión de la escritura y las múltiples revoluciones en el siglo XIX hispanoamericano, “[m]ilitares, periodistas, artistas, políticos se dieron a la tarea de plasmar sus recuerdos, con propósitos variados: instruir a las nuevas generaciones, resarcir su nombre de injurias y calumnias, o bien, hablarle a la posteridad, a la ‘historia’” (2009:22). Es decir, solo ciertos sujetos se permitían este tipo de escritura por la relevancia social que habían tenido. Cabello al proponer su novela en clave autobiográfica, aunque sea ficticia, estaría respaldando en esta forma textual parte de la verosimilitud de su creación. Valga señalar que es posible entrever la proyección latinoamericana de este texto, en tanto que constantemente se permea el legado colonial compartido por nuestros países.

La novela se construye como la ilusión de atender a la recreación de pasajes clave de la vida privada y pública de Bello, que lo encaminaron a convertirse en un conspirador. Se elabora en ilusoria retrospectiva situaciones de la infancia y la adolescencia, como en un bildungsroman, cuestionando el modelo de educación en el hogar y en la escuela. Lo acompañamos en su transición definitiva de su Arequipa natal hacia Lima, el centro del poder político; también en su ascenso social como coronel y, posteriormente, al ser reconocido con  talento en no tener escrúpulos, en su nombramiento como ministro de Hacienda. Su insustancialidad como ideólogo político contrasta con su progresivo performance modelado por los códigos de conducta en el circuito limeño a través de los infaltables juegos de apariencias, entre ellos, los realizados mediante la prensa. En lo que parece la antesala al logro de sus fines políticos, se despliega un aspecto inesperado en el personaje: se enamora y comparte sus ensoñaciones de conspiración con Ofelia. Juntos, conciertan agasajos para confabular hasta que empobrecen. Una lección sugerida es que la pobreza hace muy difícil participar en política. Su colapso económico será el inicio del completo fracaso para ambos.

En el primer párrafo señalé que el estudio introductorio que realiza Mónica Cárdenas es una clase magistral de literatura y a continuación quiero explicar mi entusiasta afirmación. Cárdenas al enfocar en el texto, propone con lucidez la lectura de esta novela desde la clave de género. Como bien señala la investigadora, en El Conspirador Cabello subvierte los roles imaginados como naturales asignando a Jorge una extra sensibilidad y a las mujeres de su vida (su tía y Ofelia) la capacidad de decidir, actuar y resolver. Cabello fue una adelantada a su tiempo que a través de sus ensayos y novelas estuvo a la vanguardia de la lucha por el derecho de las mujeres a la educación, al trabajo y a su autonomía. Cárdenas nos recuerda además que Cabello fue una de las intelectuales más importantes en su época, de una indudable erudición, que conocía el campo literario de su época y esto se trasluce en su novela. Cabello aplicó en El Conspirador los preceptos de la novela moderna sobre lo que ella misma teorizó y difundió nutriendo el género. En la novela se fagocitan recursos literarios del costumbrismo, romanticismo, realismo y naturalismo, lo que enriquece la textura de El Conspirador. Cárdenas enfoca también en el contexto literario cultural: en el peruano donde la autora fue parte de la afortunada conjunción de escritoras talentosas que se hicieron progresivamente un espacio de reconocimiento y difusión; así como en el contexto internacional pues Cabello fue una ávida lectora cosmopolita con diversas influencias, entre ellas, la del novelista francés Honoré de Balzac y otros intelectuales positivistas. Cárdenas va un paso más allá trazando la resonancia de esta novela en nuestra contemporaneidad, El Conspirador toca fibras muy sensibles sobre la construcción de la república peruana que hasta hoy es tan inestable y fragmentada. La publicación de Ediciones MYL además de recordarnos la existencia de esta novela, que se encontraba en un injusto olvido, posee el valor agregado de este excepcional estudio crítico introductorio y cuidado del texto ofreciendo así puentes de acceso al lector contemporáneo.

Cabello, Mercedes; introducción de Mónica Cárdenas. El Conspirador. Ediciones MYL, 2021.


Mercedes Cabello (1845-1909), escritora y ensayista peruana, iniciadora de la novela realista, frecuentó las tertulias literarias de Juana Manuela Gorriti. Publicó seis novelas, entre las que destacan Blanca Sol (1888), Las consecuencias (1890) y El conspirador (1892). Fue una figura importante en las corrientes feministas de su tiempo.

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