Pietra viva, de Léonor de Récondo

Pietra viva, de Léonor de Récondo

Pietra viva, de Léonor de Récondo

Empecé a leer la novela de Léonor de Récondo Pietra viva tal vez por una cierta familiaridad temática con la novela Háblales de batallas, de reyes y de elefantes, de otro narrador francés, Mathias Enard, que da cuenta del viaje de Miguel Ángel Buonarroti a Constantinopla, en mayo de 1506.

Pietra viva se ocupa de la vida del gran escultor unos pocos meses antes, en la primavera de 1505, cuando emprende el viaje a Carrara en busca de los preciados bloques de mármol que requiere para esculpir la tumba desu mecenas, el papa Julio II. Miguel Ángel deja Roma abatido por la repentina muerte de Andrea, un joven monje cuya belleza evocará en el encierro de un cuarto de pensión en Carrera. Llevará consigo un libro de Pietra viva y la biblia del religioso.

Dispensa a los laboriosos pobladores de Carrara un trato seco y un ánimo arisco, irritable. A pesar de todo y de sí mismo traba amistad con personajes del pueblo, Cavalino, un loco amable enamorado de una yegua y Michele, un niño que ha perdido a su madre.

En la soledad de su habitación se refugia en el recuerdo del ausente. Cuando se decide a abrir la Biblia en el evangelio de Juan, se topa con el versículo marcado por su dueño, “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Una revelación se abre a Miguel Ángel, el paradero espiritual del monje; intuye que ha tocado un pálpito.

La novela de Léonor de Récondo se empeña en explorar los grises de Miguel Ángel, una subjetividad desgarrada por ausencias, la de Andrea y otra, esquiva en el tiempo, de su madre que murió cuando él era apenas un niño.

La prosa en Récondo es laboriosa y penetrante, tallo y espina de un jardín que cultiva con esmero. El suyo es un relato que discurre a ras del suelo, ocupado en desbrozarlos instantes, describiendo con esmero artesanal la tierna evocación que produce el olor del pan recién horneado o el gozo sórdido del doliente que invoca el cuerpo mórbido de Andrea.

En Pietra viva opera un delicado trasvase de texturas, la mano tosca, cascada que sujeta el cincel es la mano pertinaz que anhela rozar la cabellera de su madre; la misma mano cuyos dedos acarician al descuido la tapa de cuero que cubre la Santa Biblia que fue de Andrea. Una novela que juega a transustanciar lo sensible y lo material.

Muy recomendable.

De Récondo, Léonor. Pietra viva. Traducción de María Todo. Editorial Minúscula, 2014.


Léonor de Récondo es una escritora y violinista francesa, autora de numerosas novelas que le han valido el reconocimiento de la crítica. Pietra viva es su tercera novela.

Acerca de Irma del Aguila

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