Notas sobre Paradero Desierto. Vol. I
Las voces que conforman Paradero Desierto. Vol. I dan un paso más allá en el ejercicio de la escritura, visto, a veces, como un acto solitario o una labor ajena a la experiencia colectiva y de intercambio. Una publicación de poesía conjunta y gratuita siempre será una forma de democratizar la lectura y la poesía.
En diciembre de 2022 tuve el honor de presentar el primer volumen de Paradero Desierto en la Casa de la Literatura Peruana, cuyos poemas versan sobre lo onírico, la complejidad de la naturaleza humana, la identificación con lo que no es humano, la conexión con el entorno y lo cotidiano, y la escritura como vehículo que sostiene la propia existencia.
Espero que las siguientes palabras sean una puerta abierta para que lectores y lectoras de poesía se acerquen y compartan la propuesta del Movimiento Paradero Desierto. Les invito a iniciar esta ruta habitada por cinco poetas, cinco paradas con destino a la poesía. Les aseguro que se quedarán expectantes a una próxima entrega.
1.
La poesía de Alhelí Málaga se sirve de materiales vivos como el río Vístula, los bosques, los animales o insectos, para construir poemas desde una impronta onírica y mítica, donde las jerarquías y luchas desaparecen a causa de la muerte, y cazador y presa terminan en el fondo del mismo río. También nos sitúan en la pérdida o el duelo, donde se apela a la memoria, se reconoce la fragilidad de los recuerdos y “lo que pudo ser acecha como un fantasma”.
Es una poesía de tono narrativo, que percibe con claridad la comprensión de las cosas y encuentra sus recursos en la observación y en la impermanencia de la vida cotidiana. Cito:
darnos calor era lo único
que parecía tener sentido.
retirarnos trozos de vidrio de los ojos
y soplarnos en las orejas congeladas.
entregarnos al rito animal
entre las cuatro paredes de un
dormitorio burgués abandonado,
en los bosques de sol,
en los refugios antiaéreos.
no éramos, por cuenta propia, nada.
nos daban forma únicamente
el miedo, y el amor.
2.
El ser humano lleva décadas buscando vida en otros planetas, y aún no hay certezas, solo indicios, indicios que se apoyan en el lenguaje y su modo condicional: “podría haber vida”, “la tierra ha podido ser detectada por hipotéticas civilizaciones alienígenas”, por ejemplo. ¿Qué hay detrás de ese interés por buscar un semejante? Quizás el peso de la propia existencia, de ahí que nos sintamos cercanos a lo que no es humano. De ahí que queramos abandonar la verticalidad del cuerpo humano, su corporalidad y ser como anota “Semejante”, el primer poema de Dagoberto Benites: “una brújula nocturna”, un “libro fluorescente”, una “pausa contenida de palabras”. Somos partículas, el carácter extraordinario del ser humano por sobre todas las especies en la tierra parece ser una ilusión, un mito. Cito:
Oh cuántos ojos crecen como hojas con escamas
cuántos números y letras nos inundan
Y este triste ser desnudo
no respira
Solo junta y se distrae
Nacemos descubiertos, carentes de materialidad. La poesía de Dagoberto Benites nos hace reflexionar sobre nuestra naturaleza imperfecta y diminuta, como un “grano” o una “célula”. Sobre esa sensación recurrente de que nos falta algo o estamos incompletos. Todavía hay preguntas sin respuestas. Después de todo, si escribimos poesía, es porque tenemos más dudas que certezas.
3.
En Tordo, uno de lo cinco poemas de Giovanna Torres, nos hallamos frente a la contemplación de un sujeto que se identifica con un ave, pero no por su condición animal, sino por su forma de transitar la ciudad, como un flaneur que se detiene sin rumbo definido, mientras todos los demás son parte de una competencia maratónica con el tiempo, necesitan seguir produciendo, parar es un riesgo. El flaneur se desconecta como dice Walter Benjamin. Ir a su propio ritmo no solo es su forma de vincularse con lo que lo rodea, sino también una protesta inconsciente contra el tempo del proceso productivo. Cito:
No sé en qué dirección cantar.
No reconozco
el valor de mis alas.
La contemplación
me ha quedado grande.
Entre pasos y saltos
sobre la hierba
y la tierra mojada
renuncio
a mi búsqueda diaria
En esa tarea, la poeta recurre a la personificación, estableciendo un vínculo de horizontalidad, e incluso de identificación, con lo que no es humano. Cito algunos versos del poema Hormiga:
Casi siempre
sé hacia dónde.
A veces, en medio de la huída,
pierdo el rastro del camino.
4.
Los cinco poemas que nos presenta Miguel Gil Castro comparten características con el haiku, como la precisión de la palabra y la conexión con el entorno. Nos hallamos frente a poemas de extensión breve, pero que no se crea que dicen poco, pues el trabajo del poeta radica en su aguda percepción para significar, una tarea compleja que es trabajada con un estilo narrativo que nos recuerda a la parábola.
Es una poesía en sosiego que no pretende ensombrecer lo dicho en el poema, sino más bien establecer una relación de asombro frente a la fragilidad de la vida. Cito el poema “Botón de oro”:
Un pajarillo heredó
todo el amor
que puso Dios en sus hijos.
Heredó todo el amarillo.
Vino solo una vez
(durante la pandemia),
hacia los cables de alta tensión
tan cerca de mi ventana abierta:
el Ángel de la muerte pasó de largo.
5.
En los poemas de Lorenzo Villanueva el sujeto poético se halla frente a la imposibilidad de atrapar al poema, controlarlo y hacerlo caer en la trampa: la escritura. El poeta reconoce los lindes del lenguaje y entonces especula con las posibilidades del tiempo: lo que podría ocurrir, o lo que puede haber ocurrido.
La palabra, vehículo para llegar al poema, es lo que también sostiene al poeta, es decir, es lo que lo mantiene con una actitud frente a la vida y sus carencias. Cito parte del poema “No te sientas mal”:
Si sientes violento el mundo
Donde los niños marchan solos
Por habérseles negado el juego
Y los pescadores no viven más del mar,
Te protegerá en el fondo tuyo
La palabra,
Tu mágico animal.
Colectivo poético peruano Paradero Desierto. Paradero Desierto. Edición electrónica disponible en www.paraderodesierto.com, 2022.
Colectivo poético Paradero Desierto. Este colectivo está integrado por:
Jorge Villanueva Lorenzo (Lima, 1989). Sociólogo, técnico, cantante. Publica su poesía en el blog Caso Raida.
Miguel Gil Castro (Lima, 1987). Antropólogo. Su poemario Cinco días en Huarochirí (2022) ganó el Premio Copé de Bronce de la XX Bienal de Poesía.
Giovanna Torres (Lima, 1991). Estudió la carrera de economía en la Universidad Nacional Agraria La Molina. Ha participado en talleres de escritura poética con Mónica Gameros, Miguel Ildefonso, Diego Sánchez y Edgar Saavedra. Publicó en la antología Poesía de la era del vacío (2011) de la editorial Cartonera de palabras.
Dagoberto Benites (Lima, 1983).Desde el 2009 la poesía se convirtió en su voz, movimiento y canto, tras verse obligado a autoexiliarse del mundo debido al párkinson. Abandonó la carrera de educación en la UNMSM. Sin embargo, continuó desde casa cultivando su pasión por la literatura. Participó en la antología Todas las voces (Editorial Vicio perpetuo, 2013) y en la revista literaria “Sol y niebla” N° 6. Algunos poemas suyos aparecen en lamula.pe.
Alhelí Málaga (Lima, 1988). Socióloga, investigadora del hecho religioso. Ha trabajado como correctora y traductora. Poemas suyos aparecieron en las revistas “Helikopter” y “Kametsa”. Ha publicado la plaqueta “Érase un espejo” (2022).