Círculo de Tiza, de Diana Collazos y Jean Alcocer

Círculo de Tiza, de Diana Collazos y Jean Alcocer

Círculo de Tiza, de Jorge Acuña Paredes

Jorge Acuña Paredes:  más allá de la fe y de la realidad 

La primera vez que vi a Jorge Acuña Paredes fue en una ilustración incluida en el libro El discurso de la calle (2010) de Víctor Vich. Un libro que se propone como una “etnografía polifónica y reflexiva” (p. 43), que analiza el discurso callejero de algunos cómicos, para proponer dicho contenido “como instancias interpretativas de la realidad social (p. 49). Así, Vich propone repensar la oralidad en el espectáculo callejero como un acontecimiento, como un evento social en el que es notorio una nueva modernidad que además es crítica con sus logros y fracasos. En esta línea, la primera imagen que encontramos en la sección de “Ilustraciones”, es una fotografía de Carlos “Chino” Domínguez en la que aparece el fundador del espectáculo callejero:  Acuña.

Aparece al medio de la página blanca, rodeado de gente, con la mirada perdida, con el rostro pintado de blanco, alzando con sus dos brazos una pizarra escolar pequeña en que la reza en tiza blanca, la siguiente frase: “La burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre…” J. C. Mariátegui. Esta foto es impactante no solo por el mensaje escrito sino porque logra materializar la expresión potente, cuestionadora, intensa de un artista que, desde su silencio, revitaliza la frase que sostiene y alza como bandera.  

El documental “Círculo de Tiza” (2020), ha sido mi segunda aproximación a la vida y obra de Acuña. Este trabajo ha obtenido el premio a Mejor Película Peruana otorgado por el Ministerio de Cultura y nos permite re-conocer a Acuña en sus diferentes escenarios vitales: su natal Iquitos, Lima y Estocolmo, donde vive hace 30 años. Al respecto, me interesa reflexionar sobre la construcción de un discurso real maravilloso americano en el que se intersecta biografía y estructura fílmica. Me parece relevante abordar el diálogo entre estos dos planos (estructura vital/biografía: estructura fílmica) porque a lo largo del documental es notorio que su estética imita no solo la narración per sé, sino el acercamiento a cómo recuerda el protagonista. Ahora bien, en ese sentido, este documental es relevante porque nos permite acceder a la vida de este artista no solo por lo que cuenta (contenido), sino por cómo lo cuenta (propuesta estética). En esta línea, notemos que el documental está estructurado como lo estaría una narración perteneciente al género real-maravilloso americano, apelando con ello al concepto que permite la inclusión de un ingrediente vital: lo que Aurelio Horta llama “una poética de excepción de la modernidad latinoamericana” (2018: 22 p). Sostenemos que esta poética desarrollada y sostenida tanto en la estética como en el contenido del documental, materializa la “nueva” modernidad a la que se refiere Vich cuando aborda el discurso de la calle. Así, nos referimos a una modernidad que no deja de ser política al ser “maravillosa” sino que más bien refuerza esta característica cada vez que recuerda y performa.

Encontramos un ejemplo de nuestro argumento al inicio del documental. Lo primero que vemos es un “recuerdo”, un extracto de otro documental sobre Acuña en el que él aparece en la plaza San Martín dando, a grandes voces, el siguiente discurso: 

“Señores y señoras, me llamo Jorge Acuña Paredes, soy actor peruano y esta tarde voy a dar una función de teatro para todos ustedes. Pero antes hagámonos una pregunta señores del público: si soy actor ¿por qué prefiero representar en una calle y no en una elegante y perfumada sala de teatro? 

Respondo a esta pregunta importantísima: yo prefiero representar en las calles, porque en las calles hay un mayor número de espectadores.  En las salas de teatro se viene trabajando generalmente con 30 o 40 personas en sus plateas de los cuales siempre son 20 amigos y familiares de los actores, y los 10 restantes son personas que tienen una camisa blanca, un abrigo de piel, o que para ver el espectáculo utilizan prismáticos o en última instancia es gente que puede pagar 50, 100 hasta 200 soles por una platea. Y luego andan diciendo que al pueblo no le gusta el teatro” (Fragmento tomado del documental “Teatro de la calle” insertado en “Círculo de Tiza”, énfasis mío)

Claramente, las palabras de Acuña se articulan desde una nítida conciencia de clase, es decir, desde esta modernidad tensa asentada en la oralidad y en las prácticas y discursos no oficiales. No obstante, este discurso y la actuación siguiente están enmarcadas en un microespacio: el círculo de tiza que representa, simbólicamente, una revelación única de la realidad. Ahora bien, al potente discurso que hemos citado líneas arriba, le sigue, inmediatamente, la narración que hace Acuña sobre su primer encuentro con el payaso Fushico, aquel que, con zancos, enorme y anaranjado sostenido debajo de la lluvia al lado de su casa, crea –a entender de Acuña– un suceso, como lo definimos arriba, real maravilloso. Lo cito: “Uds. no van a creer, pero Fushico en ese momento, engendra en mí, una célula como se engendra en el vientre de una mujer, a un hijo.  Él engendra en mí, el gran deseo de ser como Fushico”. Acuña narra este episodio no como un recuerdo sino como una verdad absoluta y definitoria en su vida. Lo narra como un milagro en el que sostiene en su fe. Esto es lo que consolida su narración como parte de un evento real maravilloso americano. 

Otros momentos representativos de nuestro argumento los encontramos cuando recuerda su viaje a Lima en un camión de plátanos, o cuando cuenta su encuentro con una prostituta enana. También cuando baila con un cuerpo invisible en la sala de grabación (rebelándose al guion del documental) o cuando busca llenar su soledad con espejos en los que su rostro se multiplica. Acuña, en todos estos, tiene una absoluta certeza y fe en la fantasía. No obstante, nunca separa su fe de la dureza que rodea su círculo de tiza. Es esto lo que el documental ha sabido mostrar con toda la complejidad que implica. He ahí su mayor logro, su mejor bondad.

Collazos, Diana y Jean Alcócer. Círculo de tiza, documental. COLOR – 2020 – 75 min. Artesana cine.

Fotos: CCPUCP


Jorge Acuña Paredes es actor, mimo y narrador oral. Se hizo conocido en los años 70s por ser el primer artista en realizar funciones en la Plaza San Martín del Centro de Lima. Hoy tiene 87 años y a su edad sigue con sus representaciones, viaja y vive entre Lima y Estocolmo; toma tragos con sus amigos y seguidores; e inventa nuevas historias o repite las que siempre recuerda.

Diana Collazos es artista interdisciplinaria, realizadora audiovisual y gestora cultural. Desde el 2007 es fundadora y co-directora de la asociación elgalpon.espacio lugar de formación, creación y difusión de propuestas artísticas contemporáneas. Desde el 2015 es co-directora de Artesana Cine, y desde el 2019 es co-gestora de la sala de exhibición de cine alternativo elgalpon.transcinema. En 2014 dirigió el cortometraje documental “Edificio Central”, obra premiada por el Ministerio de Cultura y exhibida nacional e internacionalmente. Actualmente se encuentra en etapa de producción de “Preludio, ficciones del silencio”, obra híbrida entre lo audiovisual y lo escénico. “Círculo de Tiza” es su primer largometraje.

Jean Alcocer es documentalista, realizador y editor de piezas audiovisuales corporativas, publicitarias, de ficción y documental. En 2004 dirigió el mediometraje documental “Mito” y el cortometraje documental “Fiesta Patronal de Colcamar” en 2010. Ha sido montajista de las películas “Seed of the Endless Tree”, “Nuestros Bosques”, “El extirpador de Idolatrías” y “Buscando a Claudia”, así como productor de campo para “The Last Shaman”. Formó parte de DOCUPERÚ, brindando capacitación y asesoría en la realización de documentales, así como la realización de talleres participativos con incidencia en Identidad y Diversidad Cultural.

Acerca de Andrea Cabel

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