Otra lectura de «Mar afuera», de Grecia Cáceres

Otra lectura de «Mar afuera», de Grecia Cáceres

Escribir en tiempos revueltos

En tiempos revueltos, difícil mantener la atención despierta y el pulso firme. Y sin embargo Grecia Cáceres, que ha publicado más de cuatro novelas y varios libros de poesía, no flaquea. Esta vez se trata de la novela Mar afuera, editada por el fondo de la Universidad César Vallejo, en Lima. Ante una ausencia casi total de crítica en el Perú, las pocas que existen no llegan a formar un cuerpo crítico capaz de hacer un seguimiento de autoras y autores, es más predispuesta al marketing que al análisis, son expeditivas, resumen y cuentan. Rara vez ayudan a quienes leen a entender los libros, inscribiéndolos en una continuidad histórica de autore.as, incluso se diría que la crítica no incluye a aquellas autoras que están fuera, de ahí que el título de la novela también sugiera lo mismo, el mar arroja, como arroja el propio país de origen. Las autoras la mayor parte de las veces son secretas (una antóloga norteamericana me contó que cuando se preparaba a hacer una antología peruana, la mayoría de hombres autores entrevistados no nombró a ninguna mujer, sic), permanecen encerradas bajo cerrojo en una habitación sin luz, justamente, el “cuarto propio”, aquí se trata también de eso. No por nada en esta novela el personaje se encuentra cerca a un terreno en obras (un edificio en construcción) y escucha los ruidos que la rodean, observa a los obreros y aprende, o se ve obligada, a tener una conciencia de su propia situación como mujer, sola y extranjera. Encima preñada precozmente, y más tarde, madre de varios hijos. Creo que cierta opacidad de la historia obedece también al esfuerzo de memoria y a la timidez del personaje para verse con nitidez. Toda mujer es siempre una actriz de segundo orden en el largometraje humano. Un borrador de su existencia como ser humano.

Miranda es entonces esa mujer que, a partir de un conjunto de sensaciones y elucubraciones construye desde los escombros su vida pasada en el Perú, precisamente en una Lima que se ha transformado a toda velocidad, casi irreconocible para alguien que la visita desde la distancia que da el desarraigo. Solo unos esporádicos viajes a la sierra, a la isla Taquile, aparecen como telón de fondo, apenas esbozados en tonos evanescentes. Miranda es también una mujer que sigue los movimientos de su vida sin tiempo para organizar una trama (los hijos, el trabajo doméstico), una narración (de ahí que en el texto aparezcan solo con subtítulos) y, a fuerza de evocar, se sienta alejada finalmente de su propia tradición. La paradoja es que nunca se separa realmente de ella alimentándola a través de esos otros rostros extranjeros que viven en París y que son también, de alguna manera, desclasados. Las situaciones son muchas veces de novela de aprendizaje sentimental: la niña que descubre su sexualidad, o las ilusiones destruidas de una joven que vive la neurosis de la edad en una Lima que se abre al mundo, en un país dominado por la especulación y los dictámenes (años 80) del FMI, muchas veces atrapada en ese cuento de hadas cuya imagen- espejo se rompe cuando se encuentra con la cruel realidad. De hecho hay ingredientes de novela clásica en Grecia, algo que nos deja con un sabor de Vintage, aquel vestido victoriano que vemos en una vitrina y queremos tener, disfrutando de su textura y sus formas suaves y sinuosas, en una especie de olvido inmediato de nuestro propio presente acelerado. La autora tiene ese gusto por el detalle, la narración, el cuento, la mirada afinada que observa el mundo sin perderse dentro de él y construye un personaje atento a las voces del pasado, modos, palabras que, con el tiempo, son visibles en el texto, y muestran marcas de vida carnales, sonoras.

El cuidado que pone Grecia Cáceres en su libro es importante, hay una vocación de orfebre y de bordadora, que me hace pensar también en los cuadros de luz dorada, donde una mujer inclina el rostro sobre la tela, jalando de un hilo ensartado en una fina aguja. Ese hilo recorre los espacios pasados, el presente, aunque haya varios temas esbozados que hubiesen podido ser explotados con más tiempo (la aparición del tema del narcotráfico, o de Sendero Luminoso), y no sean acaso los que más me tocan, sino aquella de la mujer, Miranda, sola, aparentemente exitosa y sin embargo tan frágil. Es su desarraigo, y sus ganas de lograr existir en medio de la indiferencia parisina, su necesidad de encajar el mundo du su arcaico Perú inmerso en el devenir-mundo, y al mismo tiempo ser buena madre, mujer independiente, enamorarse, continuar existiendo, lo que más nos conmueve.

Cáceres, Grecia. Mar afuera. Lima: Fondo de la Universidad César Vallejo, 2017.


Grecia Cáceres es poeta y escritora peruana. Ha publicado las novelas La espera posible (1998), La vida violeta (2003), Fin d’après-midi (2003), La colección (2012) y Mar afuera (2017) así como dos libros de poesía De las causas y los principios: venenos/embelesos (1992) y En brazos de la carne (2006). Vive en París.

Acerca de Patricia de Souza

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