11 palabras, de Julia Wong Kcomt

11 palabras, de Julia Wong Kcomt

11 palabras, de Julia Wong Kcomt

«Yo escribo once palabras en agradecimiento por haber sobrevivido una metástasis, once de ellas llevan la luz del comienzo y serán las semillas femeninas, once tienen rencor y son una proyección en la penumbra de mi desesperación, son las palabras que alimentan mi diccionario masculino. 

Con once palabras empiezo a recrear la vida, humillada ante el peso imprevisto que trae cada una de ellas, porque cada significado genera una luz y una puerta futura.»

Esta cita de 11 palabras, libro de relatos de la escritora Julia Wong nos da las claves para entender con mayor claridad el sentido de este libro. 11 palabras es en realidad un libro alrededor de 22 palabras sobre las que escribe Julia, escritora tusán y viajera, a pedido de un amigo artista para rehabilitarse después de una operación. 22 puertas abiertas en las que cada palabra elegida le sirve como punto de partida para escribir cómo se fue generando un universo alrededor de ella, las lecturas que convoca, las reflexiones que motiva.

Siendo un libro de prosa, contiene en él todo el poder polisémico y evocador de la poesía. Cada una de las palabras que da lugar a un texto, a un cuento breve, es una suerte de llave hacia un recorrido misterioso. Estamos frente a un libro que nos conduce de un modo singularísimo a enfrentarnos a algunas de las cuestiones más importantes de la vida de la autora. 

Es un libro en tres tiempos, como una suerte de tesis, antítesis y síntesis en el que la primera palabra es Perdón, y la historia se titula «Cercanías», la de un breve encuentro amoroso juvenil en el que dos caminos se intersectan para alejarse de inmediato.

El aprendizaje del amor es un tema recurrente en estos primeros once textos. El descubrir las posibilidades del cuerpo, la observación del otro, el encuentro fortuito como punto de partida para el surgimiento de caminos posibles. Palabras como Esperanza, Hembra, Ilusión, Maternal, Miedo, Traducción se van sucediendo, provocando y produciendo textos misteriosos, crípticos, pero sin contradicciones, y que la autora califica como luminosos. 

Para la antítesis, esa confrontación en la penumbra de la segunda mitad del libro, Julia elige como guía y punto de partida a La Metamorfosis de Ovidio. Ella misma pone en marcha ese proceso metamórfico en la segunda mitad del libro. Las once nuevas palabras son de transformación.

Así, la palabra Esperanza motiva la historia de un viaje al callejón de Conchucos en el que la narradora queda fascinada con un toro blanco que encuentra en su camino. Su viaje amical quedará íntimamente perturbado por su desaparición durante la cual el animal la transporta hasta una laguna. La esperanza se convierte en desasosiego. Y el símbolo emerge hasta quedarse en nosotros como un significante por descifrar.

La palabra Aquí y ahora permite a la narradora contar con salvaje ternura la historia de un compañero de universidad que irá desvelando, en el despiadado Perú de los años ochenta, su real personalidad.

La palabra Desapego es el punto de partida para un texto acerca de la maternidad primero, idea que luego se revela demasiado obvia, pues la narradora la va descartando para hablar de paternidad, de ausencia, pero también de perdón, de paz y de agradecimiento.

Como síntesis de ese diálogo entre luz y penumbra, surge la tercera parte del libro, la de lo corpóreo, donde la narración es en tercera persona, en una distanciación voluntaria con las primeras palabras para darle cabida, en un movimiento que nos invita a salir de lo introspectivo a la materialidad de la existencia. Encontramos así el erotismo, el deseo, también la muerte.

Escribir sobre este libro hoy que es el año nuevo chino* y hacerlo desde el barrio Chino en París es, pues, de una sincronicidad digna del universo de Julia. Una autora con una gran sabiduría, lo que nos sitúa al leerla en un estado de sorpresa y de observación a veces extática, confrontadas a la imposibilidad de abarcar todo lo que ofrece la lectura de sus textos. No poder acceder al pleno entendimiento de las historias que motiva cada palabra no es, sin embargo, una experiencia angustiante ni desagradable, pues la voz narrativa nos resulta siempre cercana, íntima, la de una hermana mayor que sabe y entiende, y nos cuenta cosas que sabremos quizás descifrar más adelante. 

Además, y es lo más bello de este y otros libros de Julia, nos damos cuenta de que la narradora nos abre ese acceso sin la superioridad de la erudición. Y nos invita, por el contrario, a navegar con generosidad entre sus múltiples referencias, nacionalidades, idiomas, países, vidas. Solo queda entonces rendirnos y acercarnos a sus textos como se haría con la poesía, a través de la interpretación siempre variable y dependiente de la circunstancia en que se produce la lectura.

11 palabras es un libro de apaciguamiento. Un apaciguamiento que no se consigue a través del reposo, sino a través de transformaciones, las Metamorfosis, su referencia constante y también tan presentes en ese otro libro omnipresente el I Ching, el Libro de las Transformaciones, cuya lectura subyace como una referencia estructural, para el que el período del reposo precede al del movimiento. 11 palabras contiene, pues, el ying y el yang de Julia. 

* Texto leído en el Café literario peruano, el 9 de febrero del 2024.

(c) Fotografía de la autora Yayo López

Wong Kcomt, Julia. 11 palabras. Cocodrilo ediciones, 2024.


Julia Wong Kcomt (1965-2024) poeta, narradora, crítica literaria y gestora cultural peruana tusán, es autora de una obra vasta, principalmente en poesía, y una de las voces más singulares de la literatura peruana del siglo XXI. Fue colaboradora de Las Críticas desde sus inicios, y mostró un interés particular por dar visibilidad al trabajo de jóvenes poetas de toda América latina.

Acerca de Nataly Villena Vega

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