Hacedores de espanto, de Christiane Félip Vidal

Hacedores de espanto, de Christiane Félip Vidal

Hacedores de espanto, de Christiane Félip Vidal

La gran literatura latinoamericana, hace varios años lleva un estandarte flameando icónico, seguro y flexible a la vez, gracias a los textos de la escritora franco peruana Christiane Félip Vidal.

No es ninguna sorpresa que cada año, cuando aparece una entrega de esta detallista investigadora, con acervo literario como muy pocas otras escritoras gozan en la región, el lector se queda embebido por su meticulosidad, certeza, y gran trabajo didáctico en la elaboración de textos.

En sus libros aparecen crónicas literarias con una base histórica importante, la estructura que ampara sus diatribas y referencias vuela alto. En sus últimos libros, vemos que se entrega al  cien por ciento a hechos fidedignos, haciendo el tejido o craft de sus argumentos, una bien entrelazada tarea de información histórica,  literatura clásica, en un macramé sofisticado con el Zeitgeist. Sin embargo, lo más notable en todo esto es el punto cardinal con el que sabe usar la máquina de ideas conjugando ética, pensamiento crítico, discurso de-constructor  y modernidad pop en sus propuestas.

Félip Vidal, por tanto, difícilmente va a pasar de moda. Tiene mucho que contar sobre su interés y observación sobre la injusticia para retratarla y denunciarla de tal manera que haya un triple efecto en el lector: esa primera llamada de atención sobre la gravedad de los problemas que nos acosan, la visibilidad de lo que muchos quieren barrer bajo la alfombra o esconder en anales oscurantistas de la historia oficial mal contada, pero sobre todo su interés en la intertextualidad con sus propias  pasiones literarias y musicales.

Un trabajo que viene elaborando desde hace varios años como un arte mayor.

En Hacedores de Espanto, nos encontramos con portraits de dictadores latinoamericanos de diferentes países , ya sea en la misma o diferentes épocas: Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Haití, Nicaragua, República Dominicana, Nicaragua o Perú. Estos países estaban manejados por dictadores que esgrimían los hilos no solo en el mundo hispano sino en latitudes donde el francés (como Haití), detentaba el poder político como un canal para subyugar y abusar de su supuestamente prójimo. No es que la lengua materna tenga algo que ver con los dictadores, ni que sean los descendientes de criollos hispanos los que  ejercitaron la barbarie de las últimas seis décadas en América latina, sino más bien parecería que el continente latinoamericano ostenta una colección museológica de la barbarie territorial con diferentes matices.

 Etnia y/o biotipo, idioma o tradición religiosa no son una variable fija para entender cómo se construye el horror. Por ejemplo Fujimori no tiene ni un ápice de sangre hispana en las venas; como dice Rocío Silva Santisteban en el prólogo: “todos los dictadores de este libro creen en Dios. Todos  asesinaron, masacraron pueblos enteros, arrasaron aldeas y desaparecieron a miles de personas…”

Quizás el horror tiene una excusa en el momento de crearse, y es que los dictadores se sienten llamados por un poder divino, poder que al ser ejercitado en sus territorios desencadena al Homo Faber como artífice de lo sagrado en el sillón presidencial. Appius Claudius Caecus (340 a. C.-273 a. C.) usó en su obra Sententiæ, la expresión Homo Faber  por primera vez, refiriéndose a la capacidad humana de ejercer su sabiduría para controlar su destino y su entorno: Homo Faber suae quisque fortunae (cada persona es artífice de su propio destino).

Así los dictadores latinoamericanos que Félip Vidal retrata en el tejido apropiado de su literatura e investigación periodística (de las más acertadas), quieren controlar no sólo su destino, sino de los que consideran sus súbditos, seres supuestamente menos capaces de ser ese  Homo Faber con soplo divino,  por el poder autoritario que quieren ejercer sobre ellos. Representan, entonces, a algún dios en sus geografías salvajes.

No hemos tenido ninguna mujer dictadora que haya causado tales barbaries comparadas a las de sus pares, quizás porque el Faber o la capacidad de “hacer” ha estado casi siempre y hasta hace poco en manos masculinas, dándoles a los caballeros casi la exclusividad de generar espanto, de tal manera que cuando hacemos el recorrido por los personajes, que lamentablemente no son literarios sino reales, pensamos que la maldad es baluarte solamente del vigor en el varón.

Lamentablemente los últimos años de la historia, nos muestran que la fémina Faber, también está aprendiendo cómo fabricar horror y pronto tal vez no tenga que envidiarles nada a sus antecesores.

Otra de mis hipótesis es que Faber y el espanto, son conceptos cruciales en América latina. Antes que la fémina y el homo, quizás el Faber es el concepto que caracteriza a la raza humana y que debería acercarla a la divinidad en sabiduría y bondad, pero no en violencia y horror.

Hacedores de espanto es un texto que debería ser de lectura obligatoria en colegios y universidades, para abrir ese diálogo nunca terminado de la historia oficial y las víctimas silenciosas que fueron impedidas de denunciar directamente en el tiempo en que sufrieron el agravio.

Por suerte tarde o temprano, hay quien destapa el cajón del horror y sabe que es necesario escribir este tipo de libros para la salud mental de los pueblos.

Félip Vidal, Christiane. Hacedores de Espanto: Un recorrido por las dictaduras latinoamericanas. Cocodrilo ediciones. 2022.

foto (c) El Comercio


Christiane Félip-Vidal es una escritora franco-peruana. Ha publicado entre otros la novela El silencio de la estrella, El canto de los ahogados, la antología de mini ficciones Basta, 100 mujeres contra la violencia de género, la novela La flor artificial con Sophie Canal, Los espejos opacos y la crónica Mujeres en conflicto.

Acerca de Julia Wong

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