Espejos, de Ary Malaver
Espejos es un libro extraño, objeto de fascinación. Las páginas casi todas blancas proponen al lector textos, apuntes, apostillas, citas, comentario de textos invisibles, que nos mantienen en vilo. Hay algo de hagiografía, vida de santos inspiradores de hoy en día -la cita de un discurso de María Elena Moyano me emocionó mucho- al lado de otras diosas, poetas, comentadoras de poetas, seres maravillosos. Aparte de este evangelio de Indias, también encontramos páginas que convocan la forma del diccionario o la enciclopedia, con entradas lexicológicas o de idiomas no occidentales, como el aymara, que demuestran claramente que hay otras maneras de significar y de ordenar el mundo.
El autor, poeta, guía, acompañado por su gato, que conoce a la perfección sus defectos y virtudes, nos conducen a través de una geografía u ontología extraña y estrambótica, de la que, como de un cajón de sastre muy latinoamericano, surgen referencias múltiples y variables que se equivalen entre ellas, en un mundo paralelo en el que el libro está hecho únicamente de comentarios, citas y notas a pie de página. Heredero de Borges y de Eco, como de los comentaristas de textos sagrados de la antigüedad y de la Edad Media, en este universo no hay lugar para la invención o la modernidad, todo ya ha sido escrito y solo queda ir a las fuentes, a las diversas fuentes a beber lo que es posible rescatar de esta sapiencia antigua.
A veces encontramos textos en inglés, francés, retazos de canciones, algo de cultura pop un poco fraguada a la manera del autor, en una suerte de deambulación nocturna, entre millones de restos de textos diseminados que solo el autor-guía puede poner en orden. Como para resaltar este hecho y su dificultad, el índice nos es dado doblemente, a la apertura y conclusión del libro, que se hace circular repitiendo el primer texto del Consejo de los gatos, caseros y techeros, donde es discutida la figura del autor y sus defectos al final.
Se mezclan tiempos, niveles de lenguaje, tipologías de textos, épocas, sabidurías y erudiciones, dejando casi siempre la mayor parte de la página virgen como si el autor esperara todavía encontrar los textos perdidos evocados al pie de la página o quizá proponiendo al lector el juego de completar esos blancos con sus propias referencias.
El espejo, que aparece en el título, está reflejando algo que está fuera del cuadro y marca también esta extraña exploración lingüística, poética, de textos breves y fragmentados pero que posee una unidad, un hilo tenue que el espejo no logra deformar por completo. Narciso violento, el poeta autor y guía, nos quiere mostrar el reverso de la tradición, salvando de la sombra las figuras femeninas tutelares, destellantes a pesar de haber sido, una y otra vez, desacreditadas y se haya intentado borrarlas de las memorias como la Lilith de las primeras versiones de la biblia, caricaturizada en el Mal absoluto y reemplazada por una Eva más conforme, o el doble femenino de Yahvé, y las tantas o más autoras y pensadoras mujeres dejadas de lado y que se inscriben perfectamente en este libro hecho de blancos por llenar y acotaciones, comentarios, apostillas a textos desaparecidos o desconocidos por la lectora que soy.
Leí Espejos de un tirón, aprovechando la soledad y el silencio de la casa después de las once de la noche. El libro, en su blancura primera, abierto por evocaciones gatunas, captó mi atención y me paseé por él, como por un libro de enigmas, de letanías y de fórmulas mágicas que nos devuelve a un momento místico de la lectura como transfiguración, transformación, transmutación. El libro es fórmula y anula tiempos y órdenes naturales, es a la vez contemporáneo y muy antiguo, no pretende a ninguna modernidad pero puede considerarse experimental, nos recuerda que no hay nada nuevo bajo el sol, que solo queda repetir, rememorar, rumiar, comentar, buscar y rebuscar las bibliotecas abandonadas y polvorientas de un pasado a veces reciente. Los eventos son míticos y se repiten como las catástrofes, los famosos pachacuti, vueltas del mundo que se convierten en personajes como el Inca fundacional. Los monjes recopian y recopilan, nos alejamos cada vez más de la edad de oro pero ahí está este libro, Espejos, espejeando el vacío y a la vez la memoria vasta del mundo, más allá del occidente, como un pachacuti más de la historia que se repite incansablemente.
Malaver, Ary. Espejos. Valparaíso ediciones, 2022.
Ary Malaver es un escritor y académico peruano. Ha publicado La brevedad como poética (2019) e Incidentes (2019). Actualmente es profesor en los Estados Unidos.