Danza entre cenizas, de Fabiola Pinel

Danza entre cenizas, de Fabiola Pinel

Danza entre cenizas, de Fabiola Pinel

Desde los dos últimos siglos se ha venido consolidando una literatura escrita por mujeres —con una propuesta particular—, la de forjar una identidad de insumisión y conflicto, que se distancia del rol “tradicional”; es decir, que deconstruye el “yo” femenino pasivo (dependiente). ¿Por qué?, porque estuvimos acostumbrados a considerar que el fin último de la mujer era la maternidad; que ella no incurría en la guerra, de lo contrario, su feminidad era anómala. Aquí la novela interviene como un espacio de tensión y de resistencia contra una esencia femenina.

En Danza entre cenizas, la novela de Fabiola Pinel hay un profundo interés sobre el lugar que habita la mujer, su imagen, su cuerpo y su rol. Esta novela es el recorrido de un lenguaje que deconstruye lo femenino y lo reconstruye.

La escritura de mujer tiene un objetivo, la búsqueda de una identidad personal y social, en conjunción con las alteridades sociales, políticas y económicas. Pues bien, en esta novela el protagonismo femenino es aplastante desde el primer momento. Los personajes secundarios, contribuyen a edificar el corpus de una feminidad limeña dinámica, dispuesta a subvertir las formas tradicionales del ser y hacer mujer. Los cuerpos son el eje de la narración, la violencia de los cuerpos ultrajados, cuerpos abandonos, cuerpos que rechazan la maternidad, son estos cuerpos los que vinculan el testimonio de muchas mujeres acalladas. Para Yolanda Wesphalen el cuerpo es una metáfora de la problemática social y cultural, el cuerpo de la mujer es una metonimia de la ciudad y su deterioro. El cuerpo es una forma de conocer el mundo. El cuerpo de la mujer es un territorio conflictivo porque siempre ha sido sometido a la violencia desde distintos espacios y por ende está fragmentado. Entonces, definir el cuerpo es para la mujer definir su identidad y definir el cuerpo de la ciudad en el contexto del conflicto armado, es definir a una nación. El cuerpo social y el cuerpo “mujer” se orientan en una misma línea, el conflicto. Ambas son cuestiones problemáticas que se originan en la opresión y la subordinación, y se dirigen hacia la revolución.

Escribir como mujer, no significa “no escribir como hombre”, sino dejar de asumir oposiciones universales entre lo masculino y lo femenino, donde no hay una única manera de ser combatiente ni de ser mujer. La mujer en el conflicto armado, es una mujer transgresora de su género. De esta manera, Danza entre cenizas nos presenta una historia sobre la otra historia narrada desde el eje de los vencidos y bajo la mirada de dos adolescentes: Clara y Ñantika, quienes se reconocieron mujeres a través de su militancia compartida. Ambas son dos voces protagónicas de la novela limeña, novela nacional, porque no se cuenta con una imagen viva/activa en primera persona del conflicto armado en la novela con voz de mujer. En el Perú lo que si tenemos es el discurso testimonial de muchas mujeres, tenemos poesía, cuentos, pero hasta el momento la novela sobre el conflicto armado que se ha abordado desde la perspectiva de una mujer, se ha dado bajo una mirada de víctima, madre, hija, hermana que no participa directamente pero que, sufre los efectos del conflicto, sin duda voces representativas. Muestra de ello tenemos los cuentos de Pilar Dughi, las novelas de Karina Pacheco y Laura Riesco.

Fabiola Pinel rescata en su novela una singular mirada de las tensiones del conflicto armado en los barrios marginales limeños desde la voz de dos adolescentes despojadas de poder pero que se enrolan en una guerra, y crecen en la violencia hasta transformarse en mujeres con un deber común en un país vuelto en llamas.

¿Y por qué quiero enfatizar la existencia de una mirada particular de voz femenina en la novela? Porque la novela escrita por mujeres amplía las fronteras discursivas de la narrativa, ya que escribe sin tapujos sobre los temas atingentes a la mujer: sobre el cuerpo, las relaciones, su instalación en el medio, su confrontación con la realidad, la pareja, el sexo, etc. Danza entre cenizas recorre el cuerpo de la realidad política y de género, recorre la relación profunda de experiencias y procesos corporales y de su extrapolación hacia símiles político sociales. Las exigencias, placeres, dolores, excesos, sensaciones, se manifiestan como un espacio espejo con respecto a los actos sociales y políticos.

Por último, no quisiera terminar sin hablar sobre el título, “Danza entre cenizas” un título que evoca nuevamente al cuerpo. Las cenizas son un signo recurrente en toda la novela, un signo implícito. Desde nuestra cosmovisión evocan a la muerte, lo sagrado y lo espiritual. Son, además, consecuencia inmediata de un cuerpo en llamas, de un cuerpo inmóvil y en consumación. La narradora de Danza entre cenizas, les da dinamicidad, los articula con movimientos tal cual una danza ritual, les da forma en un nuevo cuerpo con voz de mujer. Y a través de lo recorrido en la dimensión de lo vivido, sentido y sufrido; lo transforma en una historia. Para Rocío Silva Santisteban la escritura de mujer es la articulación de un grito, y en esta novela este grito se expresa como una manifestación de inconformidad y revolución.

Pinel, Fabiola. Danza entre cenizas. Apogeo, 2022.

Texto publicado previamente en https://erickroblesmoran.blogspot.com


Fabiola Pinel es una escritora y activista peruana. Danza entre cenizas es su primera novela. Vive en París.

Acerca de Silvia Postigo Segovia

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