Apacheta, de Lourdes Aparición
En algún momento, en algún lugar; uno tiene que elegir un camino. No hay forma de seguir adelante si no se decide por una cosa y se abandona otra. Así, una Apacheta también puede indicar el término de un tiempo y espacio, y el inicio de otro. En el antiguo Perú, y en el que aún ahora sobrevive, sobreviven también las costumbres de dejar apachetas en el camino. Apacheta: montoncitos de piedras que el viajero traslada y dirige hacia algún punto sagrado, pidiendo protección para el recorrido a iniciar o agradeciendo por el trayecto ya andado. En el antiguo territorio andino todo era ofrenda y todo era sagrado, así una Apacheta de palabras a manera de “piedras” no es más que revivir las metáforas de los abuelos y recolectar memorias a lo largo de la vida: bendiciendo, agradeciendo o pidiendo protección en ellas.
Como una ofrenda de alma y de vida, Lourdes Aparición, haciendo eco a su nombre, brota de entre las líneas negras de su voz impresa en papel y hace suya la femineidad; hace corpóreo el acto insurrecto y místico de migrar de la montaña a la costa, hace suya a la tierra y la convierte en madre que pare, que sufre y que la amamanta; hace suya la derrota y la convierte en victoria, hace suyo el dolor y lo convierte en poesía.
Yo me rompo
para construirte un puente
El ritual de la vida se hace presente a través de la imagen escrita de Lourdes quien, a la mejor usanza andina, transforma lo “intransformable” en arte. Una Apacheta es una ofrenda de piedra y la poeta hace de cada verso, de cada palabra, un “alcance” de su propio espíritu; transformándolo, moldeando la desesperanza, el abandono, el desasosiego, armando con ellos aparentes “montoncitos de piedras” que pocas personas se detienen a observar en el camino, pero que han sido puestos delicada y amorosamente por esta viajera que pasó antes que nosotros, que transitó por ese mismo sendero que llamamos VIDA y que dejó, a manera de gratitud por lo andado, una Apacheta: una práctica de agradecimiento y a la vez un pedido de protección.
Y después de este acto ritual hay que buscarles otros nombres a los golpes, algún alias a los sinsabores, anteponer el “nosotros” al yo; convertir la piedra en oración y el corazón en esperanza. Porque de eso se trata la poesía, de buscar aún en la impotencia y el dolor la belleza, la sensibilidad para hacer de ese palpito tan personal, algo tangible para el resto.
Nos mueve el hambre
nos mueve hacia la ciudad del polvo
hacia el desierto
hacia un dolor que reposa en el vacío
donde aprendimos a dormir
a despertar y caminar
sin saber
qué seguirá mañana
Apacheta es un libro que encierra muchos matices que no dejan de ser autobiográficos, porque no se puede camuflar el dulce tufillo a intimidad cuando se escribe buena poesía. Se percibe en el libro el sabor a tierra mojada del Ande.
Pero el viaje de Apacheta es también, a manera de todo ritual, un viaje de adentro hacia afuera y viceversa. La maternidad, el ser niña y el ser mujer en un país como el nuestro no pueden ser indiferentes en el rezo de esta ofrenda, donde Lourdes desgarra de sus entrañas el sabor agridulce de ser mujer, aún más de ser mujer andina.
Parir por parir
Oculto mi cabeza en tu boca
de mañana
muy tempranito
mientras la neblina refugia tus ojos
para que no veas
lo triste que abraza este mundo a las niñas….
….Esos perros negros
con los ojos emergidos
y la piel seca y cuarteada
me recuerdan a la costa
cuando la tierra se abre como queriendo gritar
encarcelada entre cemento y rascacielos.
El recuerdo se vuelve refugio en la infancia. Las caricias del abuelo, la piel callosa del árbol, las polleras y las trenzas hacen parte del tejido que envuelve ese pedido de volver a ser niña, esa necesidad de arraigarse una y otra vez en la misma piel y hacer de su propio espejo una danza sagrada, a manera de afianzarse en su identidad de ser mujer, de ser chola, de ser peruana.
El valor sagrado del ancestro, recurrir a las raíces, invocando a sus orígenes del que se siente no solo orgullosa sino profundamente comprometida dando a sus palabras un atento y responsable peso social, es también otro de los hitos importantes de este primer libro de Lourdes Aparición.
hemos dejado a los Apus durmiendo.
Las ojotas silenciosas
eran zapatos mágicos
que despedían al barro y a toda la vida
que quisimos
pero que no nos bastó para comer.
Una Apacheta aparece siempre a orillas de un camino. Siempre solitaria pero erguida, mirando hacia el Apu mayor que la acompaña, la tutela y la bendice. Nuestra viajera deja parte de sí en cada piedra. Una porción de sí misma está enraizada en esa aparente “materia inerte” de la que se desprende para seguir su camino dejando en esta ofrenda parte de su cuerpo y de su alma.
Aparición, Lourdes. Apacheta. Hipatia Ediciones, 2021.
Lourdes Aparición (Apurímac-Perú, 1993) es psicóloga y poeta peruana. Ha sido gestora cultural del grupo “Emergentes del mar” y participado en numerosos encuentros de poesía. Apacheta es su primer libro.