Otra lectura de Mi falda hasta los tobillos, de Carolina Cisneros

Otra lectura de Mi falda hasta los tobillos, de Carolina Cisneros

El filósofo y científico Bertrand Russell remarcó en Sobre la educación que “la misión de la educación primera consiste en educar los instintos de modo que puedan producir un carácter constructivo y no destructivo” (Russell, 2012). Sin embargo, en Mi falda hasta los tobillos, novela de la escritora peruana Carolina Cisneros, la educación es un lastre y una carga llena de culpas para la protagonista de esta historia que nos lleva a reflexionar sobre el camino de las mujeres por la adolescencia con y sin apegos letales. 

Con una narración bastante fluida y un lenguaje sencillo, Carolina Cisneros nos introduce en el cuerpo y en la mente de Rebeca, una estudiante de cursa sus últimos años de escolar en una nueva escuela, que vive con su madre y su abuela quien se ha encargado de moldear a su nieta en estrictos valores religiosos. Rebeca es una chica a quien se le ha enseñado a temer a Dios y a obedecer toda la vida. El cambio de colegio desencadena el derrumbe de las convenciones y creencias de Rebeca. El lector siente las profundas angustias y los estallidos de felicidad de la protagonista a través de sus pensamientos, narrados en primera persona, pues su timidez no le permite tener mayor interacción en los diálogos con los demás. Es a través de los propios cuestionamientos no verbalizados de Rebeca que entendemos la crueldad en la que está sometida debido a su crianza ultra religiosa impuesta donde la culpa la aqueja siempre. La falda hasta los tobillos es más una condena. La educación que ha recibido se desvanece, poco a poco, cuando conoce y experimenta un mundo nuevo que ha existido en paralelo al suyo. 

Las relaciones turbulentas con sus nuevos compañeros del colegio, sus primeros amores platónicos y la transformación de su cuerpo simbolizan esa transición a la pubertad. La ropa es el rasgo más pronunciado de la rebeldía de Rebeca. Es la destrucción del sujeto para empezar su nueva construcción, como se lee en este párrafo:

“Al llegar a casa abrí mi armario, me fijé en todas mis prendas. Tal vez era hora de deshacerme de ellas. Las metí en una bolsa. Esperé a que la abuela y mi madre salieran para quemar parte de mi ropa” (p. 81).

Rebeca, va en la búsqueda de la verdad. Su propia verdad. Esta novela se trata de la liberación de dogmas, culpas y practicas conservadoras que nos han enseñado a cumplir sin cuestionarnos. Se nos ha enseñado a cómo comportarnos. A cumplir un rol encasillado, a autocensurarnos, a no pasarnos de la línea. Esa ansiedad e insatisfacción que transmite la adolescente Rebeca, muy bien construida por la autora, me recuerda a otras protagonistas escolares de la literatura que buscan la aceptación y ser ellas mismas como encontramos en El susurro de la mujer ballena de Alonso Cueto o ¿Qué tengo de malo? de María José Caro, donde se narran infancias marcadas, también, por la soledad.

Carolina Cisneros ha escrito una novela donde la trasgresión es necesaria. Conmueve y despierta.

Cisneros, Carolina. Mi falda hasta los tobillos. Borrador editores, 2019.


Carolina Cisneros es comunicadora, egresada de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Lima. Publicó cuentos y microrrelatos en libros de antologías, diarios y revistas. Fue traducida al portugués. Participó en eventos literarios nacionales (Jornadas peruanas de microficción) e internacionales (“Mix literario” – C.C. de la Embajada de Brasil, Borrando Fronteras – Santiago de Chile, Congreso Internacional de Minificción – Argentina). En julio del 2016 publicó la antología de microrrelatos eróticos 69 tomo II, de la sección mujeres, participando como antologadora y editora (Ediciones Altazor). 

Acerca de Diana Félix

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