Aquello que perdimos en la arena, de Julia Wong

Aquello que perdimos en la arena, de Julia Wong

Aquello que perdimos en la arena, de Julia Wong

Esta es una novela en donde los desiertos se conciben como lugares para perderse y, a la vez, como espacios donde las memorias subterráneas deambulan hasta que las rescatamos al nombrarlos. La escritora peruana Julia Wong narra en Aquello que perdimos en la arena (Peisa, 2019) las travesías de su protagonista Cristina por distintas partes del mundo. Cuenta cómo desde su infancia hasta la adultez ella se nutre y construye de experiencias que, finalmente, la convierten en una ciudadana global y con una identidad partida entre varias nacionalidades.

Con una narrativa ágil y reflexiva en primera persona, Wong nos introduce en la nostalgia y la curiosidad de Cristina, quien desde Chepén, su ciudad natal, se cuestiona su propia crianza y su forma de ver la vida. Ella es una niña e hija de un inmigrante chino que vive en un hogar donde las costumbres orientales se enraízan en ella, mientras que fuera de casa aprende de sus amigos y vecinos sobre la vida norteña de la costa. Esto marca la identidad de Cristina que es china y a la vez peruana, con familia que migra hacia Estados Unidos, y que no está bautizada; por ello experimenta los rituales chamanísticos propios del norte. En el tránsito hacia la adultez, Cristina teje fuertes lazos con sus amigos miembros de su grupo «La rosa azul». Con ellos toma el desierto como espacio para reflexionar e idear su propia realidad alterna y también su propio mundo interior donde sus siete locas, mujeres reales que ella admira, la acompañan en sus viajes reflexivos e imaginarios. 

La vida la lleva a transitar por Chimbote, Macao, Alemania, Estados Unidos y el Sahara donde el desierto vuelve a ella en forma de recuerdos o en lugares en los que personas extrañadas aparecen, se pierden y regresan. Aquello trastoca una identidad de mujer, hija, amiga o madre. El desierto puede enterrar a las personas que más quiere, pero no sus memorias. Es el desarraigo de Cristina lo que inquieta y anima a quien lee esta novela a reflexionar sobre nuestra propia comodidad con la soledad y el andar por espacios que no son nuestros hasta que los hacemos nuestros.

El vivir en un desierto, donde la arena se apropia e invade las casas y cualquier otra superficie y el sol inclemente obliga a todos a buscar sombra, también desvela las relaciones de poder, el conflicto de identidad intercultural, el racismo, la xenofobia, la discriminación religiosa o por la identidad sexual y la persecución política. De todo ello es testigo Cristina; lo vive. Eso la motiva a siempre estar en pie de lucha como lo es con la arena: 

Quizá mi madre, al limpiar todos los días tres o cuatro veces la sala, se enfrentaba a la arena como elemento integral de todo lo que nos rodeaba. Era una lucha por controlar sus movimientos y su forma caprichosa de extenderse en las superficies, que lo opacaba todo. Ella, la arena, es la única soberana. Al contrario, el mejor reinado es donde no se siente al rey. En casa hemos claudicado ante el poder de la arena que se cuela por todas partes. Ni siquiera pensamos que estamos menos sucios que en otros lugares. Es así. Esto es lo único que conocemos (p. 18)

Como menciona Henri Lefebvre (2013) en La producción del espacio, es el espacio concebido donde los sujetos imponemos un orden y códigos en un momento determinado. Julia Wong, nos invita, con esta novela altamente recomendable, a explorar nuestros propios espacios concebidos en nuestra imaginación y el significado que solo uno mismo o una misma puede darles.

Wong, Julia. Aquello que perdimos en la arena. Editorial: Peisa, 2019.

Fotografía de la autora: César Campos


Julia Wong (Chepén, 1965). Es gestora cultural, poeta y escritora. Ha vivido en Alemania, Argentina, Hong Kong y Lima. Ha publicado los libros de poesía: Historia de una gorda (1992), Los últimos blues de Buddha (2000), Iguazú (2004), Ladrón de codornices (2005), Un salmón ciego (2006), La desmineralización de los árboles (2013). Las novelas breves: Bocetos para un cuadro de familia (2004), Doble felicidad (2010); lo libros de cuentos: Margarita no quiere crecer (2007), Lectura de manos en Lisboa (2009) y Los papeles rotos. Textos extraños (2014), así como los libros Mongolia (2015) y Pessoa por Wong (2018)

Acerca de Diana Félix

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