Tras la ventana, de Susana Sacco
Más allá de la incertidumbre de las estaciones y del encierro
Mijail Bajtin (1895-1975), el crítico y teórico ruso que sentó las bases para re-interpretar la novela desde una óptica plurilingüística en la que se afirma que todo texto es un lugar de encuentro o de diálogo de diversos discursos, lenguajes, visiones del mundo, etc., propuso el concepto de “polifonía” para referirse a la idea de que “el cuerpo no tiene nada de autosuficiente: tiene necesidad del otro, de su reconocimiento y de su actividad formadora (…) Ser significa comunicar”. En este sentido, la propuesta poética y visual que Susana Saco A. nos presenta en este, su primer poemario titulado Tras la ventana (Editorial Mediática: Lima, 2021) es altamente polifónica. De un lado, porque reúne 13 fotografías de diversos autores –incluyendo dos propias– que acompañan los poemas y que conforman una sección final del libro llamada “Galería”. Junto a estas, encontramos ocho poemas que conversan y complementan verbalmente los ángulos y grados de luz y sombra del discurso visual. Pero hay más: este libro es polifónico también porque se sostiene y crece no solo en las “autorías-otras” incluidas sino por la forma como han sido organizados los ocho poemas que conversan con el discurso fotográfico. Permítaseme desarrollar brevemente la estructura del libro.
Este inicia y acaba con un epígrafe tomado de Las tres mitades de Ino Moxo. No obstante, el primer epígrafe (“La memoria es más, es mucho más, ¿lo sabes?”) es la primera parte de un fragmento que, inicialmente, en la novela de Calvo, va unido. Sin embargo, Saco los ha separado para crear otra forma de conversar con la tradición y con el contexto que le interesa, a saber, la pandemia. Seguido al epígrafe inicial encontramos una dedicatoria que nos involucra a los lectores, y luego ocho poemas, que parecieran intentar responder a la pregunta planteada en el primer epígrafe. Finalmente, el poemario -y sus estaciones- cierran con otro epígrafe de Calvo que, intuimos, es la respuesta final a la pregunta señalada. No obstante, aunque son pocos poemas, estos también son intentos, retratos, fotografías discursivas, escritas, que buscan entregar al lector diferentes formas de responder al epígrafe inicial de Calvo.
Abordaré ahora, al menos brevemente, la organización de los poemas. Estos van de a dos en las siguientes estaciones: “Principios de otoño”, “Invierno”, “Primavera” y “Comienzos de verano”. Al respecto, no deja de ser interesante que, en ninguna, existan fotos a color. Entendemos esto como un recurso metafórico que alude a que la primavera o el verano, son como el invierno, únicamente contraste entre el blanco y el negro. Por ello, proponemos que hay una correlación entre la ausencia del color y monotonía del tiempo. Las estaciones avanzan, pero todo sigue igual: El tiempo, que “es un tatuaje indomable” (p. 42), acaba varado en la incertidumbre, agazapado tras la ventana.
No obstante, a pesar de la oscuridad polifónica que señalamos, hay una mirada que no cierra los ojos, y que, por ello, propone un espacio significacional estructurado desde la resistencia. Es decir, el yo poético escribe mirando algo que está afuera, algo que dista de sí y que, por ello, desea y repele: sombras, perfiles, espacios vacíos, movimientos incompletos, un cuerpo al que no accede. Sin embargo, ese mismo yo, quiere transcender la distancia, quiere transgredir la conexión incompleta que simboliza la “ventana”.
Este libro es entonces, una invocación a la reunión, pero a la vez es una reflexión personal sobre la dureza de una enfermedad que nos distancia y encierra. Esta peste, que parece quitarnos el futuro, la luz para ver los rostros, y que más bien nos deja incertidumbre y “temor cansancio esperanza horas confusas” (p.23) aparece retratada en Detrás de la ventana con nitidez y con un estilo personalísimo. Quizás por ello, desde la dedicatoria, este libro sea no solo “para nosotros en el registro de los días”, sino para no olvidar todo esto que, cuando acabe, nos permitirá hablarnos de frente, y no de espaldas, como reza el primer poema. Uno que, además, contextualiza al lector y lo sitúa antes de las estaciones señaladas anteriormente. Este poema reza como sigue: “Se desempaña poco a poco el cristal / y cuando no separe más / no nos hablaremos de espaldas / somos partes más que impulsos o químicos / en un cuerpo destino / permanente cordón umbilical que comparte / & más sin marcar distancias” (17). A partir de estos versos entendemos que el destino, el final, es un cuerpo unido, uno que se re-conoce. Esto se acentúa cuando señala versos en los que encontramos énfasis en la reunión, cito un ejemplo: “permanente cordón umbilical que comparte”, en este caso, la unión aparece dos veces. La primera representada con el cordón umbilical y la segunda, con el verbo “compartir”, que luego alcanzará un tercer énfasis con el último verso en el que se subraya que no habrá más distancias.
Este poemario nos habla entonces de cómo nosotros, como cuerpo social recordaremos para siempre este momento en el que se ha partido en dos el tiempo: antes y después de las mascarillas, de los encierros, de las curvas ascendentes de fallecimientos. De todo esto que, por ahora, nos separa y que, desde la propuesta de Saco aunque está siendo testimoniada, entregada de primera mano, también invita a pensarla desde un lado más amable, con color, como se ve en la portada, en donde una mano (¿una generación? entrega a otra (¿otra generación?), un pequeño mundo irrupe la ruptura y la opacidad. Esperemos que la apuesta que aparece en el rostro del libro, en su portada, se imponga.
Saco, Susana. Tras la ventana. Editorial Mediática. Lima, 2021.
Susana Saco es una poeta y terapista peruana. Ha participado en numerosas exposiciones físicas y virtuales de arte y poesía. Tras la ventana es su primera publicación.