El colibrí, de Sandro Veronesi
“Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. El inicio de Anna Karenina de León Tolstói sobrevuela sobre El Colibrí de Sandro Veronesi. Premio Strega 2020, la novela se sostiene sobre la vida de Marco Carrera, un oftalmólogo que ejerce en el barrio de Trieste, en Roma, un hombre común y corriente. Veronesi lo sigue desde su niñez hasta el fin, pero no en un sentido lineal o cronológico. Su estructura es de saltos temporales. Esto no solo provee de agilidad a la historia, sino que resulta pertinente si entendemos que uno de los temas importantes que explora El Colibrí es el cambio y, en oposición, lo inamovible. Lo dice Veronesi en El País: “Pero en este nuevo siglo, el mito del cambio se ha desmoronado. Me di cuenta de que conservar empieza a ser más valioso”. Así Carrera conserva un amor de juventud y lo mantiene en un plano platónico, con encuentros esporádicos y una correspondencia constante al estilo de los amores epistolares. Es ella, Luisa, quien le escribe: “Aquí estoy esperando, no quiero hacer nada, quiero que las cosas ocurran por sí solas”. Es simbólico el capítulo “Un inventario (2008)”. Se trata de un correo electrónico de Marco a su hermano Giacomo. Para vender la casa familiar ha hecho tasar los objetos que quedan –sillones, mesitas, lámparas, percheros, entre otros–. A pesar de que la familia se desmoronó “no es cuestión de ‘deshacernos´ de ellas (…) ¿Lo entiendes, Giacomo? Esa casa es un museo. Dime lo que quieres hacer con estas cosas, en serio, y lo haré. Pero no me digas que me deshaga de ellas”.
No es mi intención hacer un listado de temas, sin embargo, no puedo dejar de anotar la presencia del destino en El Colibrí. Acompaña bien a nuestro personaje, un hombre al que le ocurren cosas, no uno que las propicia. Marco Carrera se salva de un accidente aéreo, es aficionado a los juegos de azar, su amigo Duccio Chilleri tiene fama de gafe (mala suerte) y, por eso, le han puesto de apodo «El Innombrable». Quizá es hacia el final cuando Carrera toma la decisión más trascendente de su vida, pero es mejor no arruinarles la sorpresa. Es en esa última parte del libro donde aparece con fuerza Miraijin (“nuevo hombre” en japonés). A raíz de la muerte de su hija, Carrera se hace responsable de su nieta con la que la humanidad volverá a empezar. Es ella, no solo metáfora sino evidencia, el símbolo de un futuro utópico. El colibrí se aferra a Miraijin donde encuentra un propósito y una redención.
A Carrera la vida le pasa por encima estrepitosamente más de una vez: el suicidio de su hermana, la enfermedad de sus padres, la muerte de su hija, el divorcio, la inestabilidad mental de su exmujer, la posibilidad de un amor que no llega nunca a concretarse. “(…) pasó la infancia sin darse cuenta de nada y solo por eso su infancia fue feliz”. A pesar de la adversidad, como un colibrí, Marco se mantiene en el aire sin caer. Muchos de los comentarios que se encuentran en línea destacan que esta es una novela optimista, que ofrece una visión de esperanza y superación. Cuánto le debemos al contexto pandémico esta lectura que recibe a El Colibrí como agua fresca. La advertencia es que quien busque solo un manifiesto de esperanza, una suerte de autoayuda literaria, se perderá de la sustancia del libro, del oficio de su hechura, del lenguaje delicado, de las preguntas celestes sobre el sufrimiento, el amor y el sentido de la vida.
Lo cierto es que la novela es, sobre todo, un ensayo sobre la pérdida y el dolor. ¿Qué le ocurre al ser humano cuando es sometido una y otra vez a la calamidad? La clave la encontramos al comienzo, en el epígrafe de Samuel Beckett: “No puedo seguir, seguiré”. El acto heroico de Carrera consiste en quedarse a pesar de todo.
Veronesi, Sandro. El colibrí. Anagrama, 2020.
Sandro Veronesi (Florencia, 1959) es escritor, ensayista y periodista. Su obra es una de las más importantes de su generación. Ha merecido los premios Strega y el Premio Novela Europea Casino de Santiago por su novela Caos calmo. Ha publicado Profecía, y el ensayo Salvar vidas en el Mediterráneo. Un panfleto íntimo contra el racismo.