Capricho en azul, de Oswaldo Reynoso
Capricho en azul es un libro híbrido, una suerte de colofón de la obra literaria de Oswaldo Reynoso. Hay allí reunidos textos que pueden leerse como el balance de una vida literaria, pues aparecen motivos, temas y puntos de vista presentes en sus libros anteriores. También encontramos textos críticos, reescrituras libres de textos ajenos, textos que resultan ser metáforas enteras e incluso capítulos en los que reflexiona acerca de su condición de escritor en el medio cultural peruano. De algún modo, este es un encuentro con la escritura entera de Oswaldo Reynoso y con Reynoso escritor, sin por ello abarcarlo por completo.
Es un libro nutrido de numerosas referencias literarias y vitales, lleno de intertextualidad y de intratextualidad. Como si Reynoso volviera al pasado e hiciera una relectura actualizada de los temas que le interpelaron en aquel entonces para ir cerrando círculos que habían quedado abiertos.
Es un libro que nos invita al diálogo con otros libros y que, a pesar de su relativa brevedad, resulta por ello muy rico. Allí nos encontramos con Ribeyro, García Márquez, Vargas Vicuña, Rilke, Alfonso Reyes, Valdelomar, Vallejo, Moro, Rimbaud, el Mao poeta y, por supuesto, Martín Adán.
De las numerosas referencias literarias que allí encontramos, la más importante y fundadora es la de Martín Adán, que aparece tanto a nivel literario como personal en diferentes pasajes de estos textos. Sabemos que Martín Adán marca de algún modo el camino literario de Reynoso pues La casa de cartón fue una de sus primeras lecturas de referencia, y también lo hace de manera personal en esa anécdota del bar Palermo que solía contar, cuando Martín Adán comenta Los inocentes y le dice «un escritor como usted va a sufrir mucho en el Perú».
Para Reynoso, entender eso desde el inicio, saber lo que era para la sociedad de ese momento, y todavía para la de la ahora, escribir de ese modo: iconoclasta, audaz, significó seguramente iniciar el camino literario con los ojos abiertos. Reynoso parece respetar al pie de la letra esta frase de Cocteau que dice: «todo eso que te critican, cultívalo, porque eso eres tú».
Y por esa fidelidad indoblegable para consigo mismo, su voluntad por provocar fue una postura asumida y enarbolada, que pasaba por lo más elemental: romper con las reglas. Esta toma de partido aparece desde el mismo título de este libro: el capricho.
De hecho, la primera frase del primer texto así lo señala, y cita como ejemplo La casa de cartón.
Es interesante que haya también una correspondencia con la musicalidad de la escritura de Reynoso, claramente perceptible. De hecho, este primer texto, parece estar emparentado con el capriccio, esa pieza musical de forma libre y animada que solía componerse en el siglo XVI.
Pero mientras los personajes de Martín Adán no se atreven a actuar y solo observan, los de Reynoso sí lo hacen. Como si Reynoso hubiese tomado la posta de una apuesta literaria por la libertad creativa, que va mas allá de ambos, y que es una vía que ambos fueron desbrozando de manera sucesiva para abrirla también a otros. Pero que en el caso de Reynoso es también una apuesta por la vida, por algo luminoso; incluso en la vejez. «La vida sin libertad no solo es fea sino sucia», cita José Carlos Yrigoyen en el prólogo de este libro y encuentro esta frase de Reynoso particularmente ilustrativa de su aspiración y su ambición por hacer que inclusive eso que la sociedad puede encontrar sucio y bajo, gracias a la libertad creativa, pueda despertar algo hermoso y alto en literatura.
En este libro, la naturaleza de su escritura, fuertemente alimentada por la experiencia, se vislumbra cuando escribe sobre «el goce total de la creación que me prodiga una vida intensa y peligrosa».
Y esa intensidad y ese peligro, están fuertemente conectados, en sus libros, con la juventud. Hay una fascinación por la juventud, que nada tiene que ver con el fenómeno capitalista del afán por ser joven que nos aqueja desde hace décadas, sino que es un motivo literario auténtico. Escribe con brío sobre la experiencia de ser joven, sobre el joven que fue y la juventud que él observa ser. Quizás porque significa una etapa de todas las posibilidades. También se manifiesta en su escritura transversal, que no respeta un determinado espacio geográfico ni una cronología convencional, donde encuentro ese yo, una flama, una voz permanentemente alerta, a veces juguetona, de ningún modo fija, ni respetuosa de ningún otro orden salvo el de la fidelidad al goce.
Eso nos lleva a la cuestión de la transmisión. También presente en este libro en uno de los textos más bellos: Plaza san Martín, donde Reynoso es el profesor deambulando en el corazón de Lima, meditando sobre lo que es la patria, que en aquel momento le parece una herida. Hasta que un alumno le recuerda lo que el propio Reynoso les dice: que la patria es el rostro de las personas que amamos. Y en este texto reitera su voluntad de crear y de ayudar a crear algo nuevo. Una vez más aparece su fe en la juventud.
Detrás de este collage, como el fondo que lo reúne todo, está el color azul con sus múltiples significados. Solo voy a detenerme en uno: el que lo conecta a la China, porque también es revelador de otra de las claves de este libro. Reynoso escribe que en China el azul es lo prohibido, lo mórbido, lo sexual, lo equivalente a nuestro rojo.
Y este azul, se despliega como nexo más allá de las lenguas, más allá del lugar de origen, gracias al arte. En textos donde los espacios se interpenetran, aparecen de manera simultánea, donde Lima, Arequipa o Pekín son escenarios de una misma vivencia, Reynoso escribe, dibuja y compone la universalidad de la experiencia, la universalidad del deseo, del placer, de la seducción.
Reynoso, Oswaldo. Capricho en azul. Alfaguara, 2020.
Oswaldo Reynoso (Arequipa,1931-Lima, 2016), fue uno de los mayores escritores peruanos de finales del siglo XX, autor de una obra rica que incluye los relatos de Los inocentes (1961), libro que lo consagró desde sus inicios. Publicó las novelas En octubre no hay milagros (1965) y El escarabajo y el hombre (1970). Vivió en China como periodista por más de una década y luego publicó En busca de Aladino (1993), Los eunucos inmortales (1995) y El goce de la piel (2005). Sus últimos libros fueron Las tres estaciones (2006), En busca de la sonrisa encontrada (2012) y Arequipa lámpara incandescente (2014). Falleció en Lima en 2016. Capricho en azul es un libro póstumo.