Construirse como mujer
El poeta español Gabriel Celaya escribió que la poesía es “un arma cargada de futuro”, porque era entonces una forma de resistencia a la dictadura. Las palabras del poeta siguen vigentes aplicándose a la poesía de Eliana Vázquez, que da cuenta de la larga y difícil trayectoria hacia la libertad para realizarse como mujer en el mundo de los sentimientos y la vida intelectual, superando a diario prejuicios y obstáculos materiales, o el desconsuelo por la desaparición del padre que la deja atónita y más sola que nunca. Reconstruirse para abrir la ventana a la verdad y la esperanza, tal es el propósito de los tres poemarios: Columna vertebral (2001), Desde el otro lado (2015) y Vendaval de próxima publicación.
Cuerpo y voz clamando por el derecho a existir, luchando para librarse de la opresión y vivir plenamente un ideal, son los que van conformando la Columna vertebral de la poeta al mismo tiempo que su escritura. Si el poemario puede interpretarse como autobiografía, expresa la experiencia de muchas mujeres que en la actualidad luchan por su libertad y su derecho a la pasión. El dolor moral se traduce por las heridas físicas, y los intentos de recuperación de cuanto fue esperanza y lozanía, por los esfuerzos para levantarse y caminar, avanzar por la vida, pese a la falta de apoyo y a la columna destrozada. Cada paso es un calvario. Peores son, sin embargo, los dolores causados por la sensibilidad herida. Ya lo sugiere el ejemplo mitológico de Edipo cuyo pie herido proclama la crueldad de sus padres: avisados de la responsabilidad de su hijo en la futura ruina de la ciudad, lo dejan a un pastor para que lo mate; pero si el niño conserva la huella de la insensibilidad paterna, lo salva la piedad de ese hombre humilde, y ya adulto, comete los delitos menos perdonables por la sociedad, el parricidio y la unión sexual con la madre. Se cumple la profecía, y echan de la ciudad al maldito. Pero cuando estalla la guerra civil, la víctima del ostracismo aparece como el posible salvador. La causa del mal entonces no es tanto la desobediencia a la ley como la crueldad de los hombres. Y Columna vertebral invita a una interpretación similar de la trayectoria recorrida por la mujer del poemario: desencuentros con un amor que ahora carece de sensibilidad, ausencia del padre que pudiera aconsejar y amar, enderezando así la malherida columna vertebral. Otra posibilidad de amar se perfila, apenas esbozada aún, pero de ésta nace la conciencia de una inapelable necesidad: no dejar que nada ni nadie la destruya a una, reconstruirse para emprender el camino hacia la libertad. La crueldad que rige las relaciones de dominación sufridas aquí por la mujer ya humillada, ya ninguneada, provoca en ella graves heridas del espíritu y del cuerpo: “cojea” todo su ser. La redención no está en la violencia, sino en la reconstrucción de una columna vertebral, contra viento y marea, que permitirá pasar “al otro lado” del mal. Confundidas vida y voz, remendadas las heridas, la mendiga de amor al fin vive de pie y canta.
24 son los poemas de Desde el otro lado, al igual que las horas del día, los meses del año y los signos del zodíaco ya unidos como pasado y presente. Aceptación de un pasado penoso y edificación de un futuro en el que por fin se realice la mujer, son las etapas necesarias para contemplar la vida desde el lado de la esperanza, el otro lado. Superada una serie de obstáculos, puede empezar otra etapa. El epígrafe de Octavio Paz, la poesía nos ayuda a soportar la vida, señala el aspecto autobiográfico de los poemas; sin embargo, la escritura de Eliana Vázquez da pie a una interpretación más universal: la experiencia concierne a muchas mujeres que no aceptan la sumisión a un destino infausto. El punto cruz de la costura que enderezó la columna es a la vez sufrimiento y redención; también recuerda al lector que el ser humano de pie que abre los brazos, actitud del que se abre a la vida – como la Ventana abierta de la poeta- forma una cruz. Comienza entonces la emancipación, como el gusano que se torna en mariposa, con el balance del pasado a fin de abandonar a la “mujer vieja”, la de antes, y renacer.
Significativa es entonces la primera palabra del primer poema, Escorpión, que introduce a un mundo de imágenes que evocan al animal –el único capaz de suicidarse y el signo astrológico a los cuales vincula su figura la voz poemática femenina. La tradición astrológica presenta al Escorpio o Escorpión como un signo de agua, no la de los comienzos o la maternidad, sino la de la evolución, de las trasmutaciones. En cuanto al animal, es el que cruza el fuego y renace de sus cenizas como el ave fénix. Surge entonces a su lado la mariposa, que bien sabe de metamorfosis, leve compañera de la realización personal.
La poesía de Eliana Vázquez Colichón no se limita a metáforas del ser sufriente y su esperanza. Extirpar el dolor y reconstruirse necesita palabras más crudas que expresen un rechazo absoluto del mal. Dar a luz estando, de momento, en medio de la tiniebla, es un imposible proyecto. Particularmente conmovedores son los poemas que presentan tal constatación: ser madre, una misión imposible, y el cuerpo ensangrentado sólo da a imaginar la sensibilidad herida. Entonces se realiza la ineluctable evolución: cabe aferrarse a otra opción, ser amante y entregarse a la verdadera vocación, escribir poemas. De la libertad de elegir su camino nacen el amor duradero y la escritura sincera y bella.
Que venga el Vendaval y se lleve frustraciones y dolores, dejando lugar a la mujer reconstruida y anclada firmemente en la vida y su destino.
Vásquez, Eliana. Columna vertebral. Arte reda, 2001.
Vásquez, Eliana. Desde el otro lado. Mascaypacha editores, 2015.
Vásquez, Eliana. Vendaval. En preparación.
Eliana Vásquez Colichón, es poeta, editora, crítica literaria y promotora cultural peruana.Tiene un máster en Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en contextos multiculturales y es doctora en Literatura Peruana y Latinoamericana. Ha escrito guiones teatrales y es periodista cultural, miembro de la Comisión de Escritoras del PEN internacional del Perú. Ha publicado el poemario Columna Vertebral (2001), Desde el otro lado (2015).