Los mantras modernos
La ciencia ficción es fosforescente. Martín Felipe Castagnet (Argentina, 1986) presenta en Los mantras modernos dos mundos, en distintos tiempos, cuyas realidades se entrelazan gracias al tránsito de sus habitantes, conectados entre sí mediante la tecnología y logrando desaparecer o disolverse. Sus problemas y relaciones afectivas complejas los vuelven tan humanos como nosotros en la actualidad.
Al igual que su primera novela Los cuerpos del verano (2012), Castagnet vuelve a la ciencia ficción con la historia de Masita, un hombre que busca a su hermano Rapo que ha desaparecido de su actual mundo o plano dimensional. En la búsqueda que emprende Masita, retrata su quehacer cotidiano, su relación con su novia, su pequeño ahijado Flamita, su abuelo “Ababa” en el geriátrico, la vida familiar en su casa donde su padre también está ausente, pero presente en la fosforescencia. La “vida exótica”, esa herbácea que se expande por las casas y calles es la prueba de que hay momentos en los que estos dos mundos se fusionan en el espacio y consigo traen objetos y seres de distintos tiempos. En ese futuro, la tecnología nos conmina a formar parte de una gran base de datos. Nuestra información está disponible porque todos están unidos a un gran servidor a través del “bindi”, un sistema que, en esta distopía, permite conectarnos entre todos y utilizar “buscadores” cuando haya llegado el fin del mundo.
El autor le da suma importancia a la materialidad de los cuerpos y objetos que se desaparecen en un mundo, pero aparecen en otro o, a veces, cohabitan. Espacio y tiempo están muy bien utilizados por Castagnet y se evidencian en los cambios de escenas que provocan en el lector una mayor atención a la lectura de las tres partes que componen la novela. El autor también demuestra un buen dominio narrativo en los diálogos donde encontramos una naturalidad en la vida cotidiana y relaciones de poder entre padres e hijos, jefes y empleados, humanos y animales. Las alegrías, los miedos, las frustraciones de la familia de Masita y la de Sabrina responden a una ansiedad por un mundo que se desmorona y, en él, la tecnología no puede contra lo sobrenatural. Tampoco puede con el futuro que es desolador y presente en la vida diaria de los personajes quienes buscan, con una pizca de esperanza, algo mejor:
“Limpiá el hongo de los azulejos; destapá las canaletas; trabajá; hundite en las redes que te impidan pensar. Trabajá y recordá los mantras que nos repetimos todos los días para autoengañarnos y no derrumbarnos: quiero y me quieren, todavía tengo expectativas, existe un futuro y es luminoso”. (p. 70)
En una cultura con flujos migratorios, como explica Arjun Appadurai, los individuos tenemos un imaginario que traspasa fronteras. Al ser todos parte de una aldea global y estar inmersos en una cultura pública (Appadurai, 2001) también se crea una tensión por pertenecer a un lugar y definir una identidad. Estamos dislocados. Es decir, si todos somos ciudadanos del mundo, tenemos acceso a la misma información y tenemos gustos compartidos, entonces ¿cómo me identifico? Quizás esa ansiedad de pertenencia e identidad es la misma que Masita y los demás experimentan y se traduce en la invisibilización de los cuerpos, el paso a la fosforescencia, la transmutación de humanos como Vicky, los objetos y animales que hablan y todo ese universo, de este libro, que vive en permanente estado de tensión, ansiedad y hasta terror. La sensorialidad, tan característica de nuestra época, parece ser la clave para darnos cuenta que en la cotidianidad encontraremos rastros del próximo fin de un mundo.
Castagnet, Martín Felipe. Los mantras modernos. Editorial Pesopluma.
Martín Felipe Castagnet nació en Argentina el día que comenzó el Mundial del 86. Su novela Los cuerpos del verano, ganadora del Premio a la Joven Literatura Latinoamericana del 2012, fue traducida al inglés, al francés y al hebreo. En el 2017 publicó Los mantras modernos y fue seleccionado por el Hay Festival como uno de los 39 mejores escritores latinoamericanos con menos de 40 años. Actualmente, trabaja como traductor de novelas largas y poemas breves.