Aunque el título de este libro, Cómo ser mujer, me parecía un poco pretencioso, el gesto divertido de la autora en la portada desmentía mi impresión. Después de treinta páginas de lectura, descubrí que tenía que devolverlo: había fragmentos que me provocaban estallidos de risa en los lugares más insospechados e inoportunos y cuando un libro te hace reír de esa forma es señal indiscutible de que vas a volver a él antes o después; luego necesitaba subrayarlo y no está bien hacerlo en un libro ajeno (menos si es de uso público). Seguro que es pecado (o un delito leve de daños).
Estos dos motivos resumen sencillamente por qué el libro de Caitlin Moran me ha fascinado. Cómo ser mujer cuenta con dos cualidades imprescindibles para cualquier lector que pretenda abordar la cuestión feminista: un excelente sentido del humor combinado con interesantes reflexiones sobre lo que supone ser mujer hoy en día, pero no una cualquiera, sino la que viva en Europa, Estados Unidos, Australia… Es evidente que la opresión que padecen las que viven en otros lugares es tan brutal que no hay forma de suavizarlo, ni resulta aconsejable hacerlo. Me parece que la violencia que se ejerce contra nosotras en determinados países y que incluso se aprueba legalmente es repugnante.
Volviendo al libro, esta especie de biografía parte del decimotercer cumpleaños de la escritora, el 5 de abril de 1988 (por cierto Caitlin hacemos años el mismo día), y cómo a partir de ese momento su vida comienza a cambiar. El crecimiento se impone como un proceso imparable. Las hormonas despiertan irremediablemente, su cuerpo cambia: crecen los pechos, llega la menstruación y surgen esos dichosos pelos en lugares donde no sospechábamos que iban a crecer y que nos acompañaran el resto de nuestra vida. Desde el primer momento la autora nos advierte de que no hay ningún manual que te enseñe a ser mujer, pero no podemos dejar de embarcarnos en esta historia de feminismo y crecimiento.
Trata con extraordinaria sinceridad, sentido del humor y lucidez temas como la regla, la masturbación, el vello corporal, los pechos, el feminismo, la gordura, el machismo, el amor, el matrimonio, las razones para tener o no tener hijos, el aborto y los modelos femeninos a seguir. Lo hace con descaro y firmeza, discrepando en muchas ocasiones de la postura implantada desde un feminismo mucho más “serio” y “formal”. Caitlin Moran se niega a dejar el feminismo en las academias, nos insta a bajarlo cada día a la calle, llevarlo sobre la piel y vivirlo en cada momento.
Hay temas muy serios que nos afectan a todas: la desigualdad de salarios, el techo de cristal, las ablaciones genitales, la sumisión de la mujer, la violencia de género… Es cierto y de todo debe hablarse en profundidad. Pero no lo es menos que hay otros, aparentemente menores, que terminan por influenciarnos de una manera que ni llegamos a percibir hasta que alguien nos sacude. Moran critica abiertamente la industria pornográfica eminentemente masculina que resulta ofensiva, deprimente y empobrecedora, en la que la mujer no deja de ser un objeto cuyo disfrute real no se busca en ningún momento. Reivindica una pornografía orientada hacia la mujer como sujeto, donde se divierta y goce. Pone de manifiesto cómo la industria actual ha creado una imaginería capilar y de ropa interior que dificulta terriblemente la vida de las mujeres. Incide en el hecho de que en pocos hemos ido perdiendo vello público al mismo tiempo que nuestra ropa interior se hacía más pequeña e incómoda. Lo hace con tanto descaro que te arranca la risa y dan ganas de salir a la calle gritando barbaridades tipo: ¡Viva mi coño peludo! (no voy a hacerlo, pero dan ganas).
Critica el nuevo machismo astuto y persistente, también el de toda la vida y aquel que se cuela por las rendijas de nuestra cotidianeidad. Ese que insiste en decir que las mujeres somos las peores enemigas de las mujeres. Defiende que las mujeres no tenemos que llevarnos bien con otras por el mero hecho de serlo, igual que ningún hombre se lleva bien con los demás porque lo sean. Cito literalmente a la autora: “somos esencialmente iguales a la hora de ser malvados los unos con los otros” y es que no se nos puede exigir mayor bondad que a nuestros esposos, hermanos o compañeros. Y eso, ese plus de exigencia tiene el machismo con nosotras, tratando de relegarnos a un papel de ángeles en la tierra, que nos pesa como una piedra atada al cuello.
También resulta interesante la tesis de Moran sobre cómo saber si eres feminista, una feminista “exaltada” como se define. La averiguación sobre si lo eres o no, se basa en dos preguntas esenciales: ¿Tienes vagina? y ¿Quieres responsabilizarte de ella?
Si contestas afirmativamente a ambas eres feminista porque su concepción del feminismo es inclusivo y no excluyente. En el feminismo entramos todas y también cabe la lucha contra los sujetadores incómodos, la ropa que nos martiriza, la gordura que nos obsesiona y los cánones de belleza imposibles. El feminismo de Moran te da razones para ser o no ser madre, para cuestionarte esas pequeñas cosas que terminarán por provocar que el mundo funcione mejor.
Esta especie de biografía-ensayo de la autora queda limitada por el menor hecho de que como ella misma reconoce, aún no ha pasado la adolescencia de sus hijas, ni ha tenido la menopausia y, aunque no lo reconozca, tampoco ha tocado un techo de cristal en su carrera como escritora, crítica, columnista…
Otro problema que le encuentro al libro es el hecho de que está escrito por una inglesa y muchas de sus referencias culturales son muy locales y ambientadas en los años ochenta. Hay cosas que se nos escapan a los que hemos pasado nuestra vida en un ambiente diferente. Si lo lees es posible que tengas que acudir de tanto en tanto a la Wikipedia para no perderte nada.
Puedes estar o no de acuerdo con la autora en algunos temas pero es una lectura que no debes perderte si eres feminista (exaltada o no) o quieres conocer la cotidianeidad del feminismo sin perder la sonrisa.
Moran, Caitlin. Cómo ser mujer. Anagrama, 2015, 360 p.
Caitlin Moran (Reino Unido, 1975) es periodista. En el 2010 mereció el Premio de la Prensa Británica al mejor columnista del año y en el 2011 el premio a la mejor crítica y entrevistadora. Su libro Cómo ser mujer es uno de los mayores éxitos en lengua inglesa de los últimos años, obtuvo el British Book Awards Book of the Year y ha sido calificado como libro del año en los Galaxy National Book Awards.